Muchas veces a la hora de emprender vemos que existen gran multitud de impedimentos que frenan nuestra iniciativa.
Uno de los más evidentes, sobre todo en tiempos de crisis, es el de la financiación. Es por ello que desde hace unos años ha proliferado en España una modalidad de trabajo denominada coworking. Pero ¿qué es el coworking?
El fundamento del coworking es agrupar a profesionales de distintos ámbitos en un mismo espacio en el que puedan desarrollar su actividad, lo que supone un importante ahorro en costes. Dicho de otra manera, es como tener compañeros de piso con los que compartes los gastos.
Seguramente, habrás escuchado algún amigo hablar sobre un espacio coworking, el trabajo colaborativo, el ahorro de costes,… Hasta aquí genial, pero la filosofía que subyace en esta modalidad de trabajo es todavía más amplia. El trabajo tiende a ser cada vez más multidisciplinar y muchas veces, como emprendedores, no podemos abarcar las peticiones de un potencial cliente.
Vamos a poner un ejemplo. Imaginemos que somos un profesional autónomo especializado en Marketing Online y llevamos varias cuentas como Community Manager.
Como eres autónomo, pero tampoco te motiva estar en pijama todo el día encerrado en casa escuchando música, o peor, algún programa de cotilleo que den de buena mañana por la tele – por no hablar de ir a trabajar a una biblioteca en la que el WIFI va más lento que en tu primer Smartphone – decides probar en un espacio coworking en la que tienes todas las comodidades por un módico precio y de la que siempre puedes “huir” si las cosas no te van bien.
Un buen día surge la oportunidad de crear un plan de Social Media para una empresa. Dentro de dicho Plan se contempla la creación de un blog corporativo, creación de vídeos,… a lo que evidentemente contestas: “¡no hay problema!”, ya que se trata de una oportunidad que no puedes dejar escapar.
Una vez despides al cliente, te sientas en tu silla y te empieza a correr un sudor frío por la frente pensando “ y ahora ¿cómo hago yo todo esto?”.
Desde su programación, creación de base de datos, creación de la identidad corporativa…hasta la creación de vídeos promocionales y un largo etcétera.
De repente levantas la cabeza cuál suricato en la sabana africana y ves a Nika, esa chica tan simpática que es diseñadora web y un poco más allá ves a Alfon, ese “compi” con el que te vas de cañas los viernes cuando acabas de “currar” y que resulta que además de trabajar como ilustrador tiene un hobby que es hacer vídeos, sobre todo a sus amigos, y que encima ¡es realmente bueno!
Et voilá! Ya tienes un equipo totalmente cualificado para llevar a cabo tu proyecto….y quién sabe si una futura empresa. Esta idea es la que subyace en la filosofía coworking: Poder crear entornos colaborativos flexibles que se adapten a las necesidades de los proyectos o los clientes.
Obviamente, el trabajo cooperativo tiene sus ventajas y sus desventajas. Crear un equipo multidisciplinar para un proyecto puede ser complicado, ya que la gestión del equipo no es tarea fácil cuando los participantes no comparten una filosofía mutua o unos objetivos comunes. Por tanto, es importante crear un equipo que se complemente tanto a nivel humano como laboral y sobre todo que tengan ganas de sacar el proyecto adelante.
Por propia experiencia, si estás buscando dónde desarrollar un proyecto propio y no tienes financiación, es mejor dejes bien claro a los participantes los tiempos de entrega y cuál es su rol en el equipo. De lo contrario acabarás pasando más tiempo intentando coordinar a las personas que trabajando directamente en tu proyecto.
“Suerte es lo que sucede cuando la preparación y la oportunidad se encuentran y fusionan”. Voltaire
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